Poniendo en práctica estas pequeñas ideas podríamos ayunar diferente y vivir mejor...
Ayuna de palabras hirientes. Y transmite palabras bondadosas.
Ayuna de descontento. Y llénate de gratitud.
Ayuna de enojos. Y llénate de mansedumbre y paciencia.
Ayuna de pesimismo. Y llénate de esperanza y optimismo.
Ayuna de preocupaciones. Y llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte. Y llénate de las cosas sencillas de la vida.
Ayuna de presiones. Y llénate de oración.
Ayuna de juzgar a otros. Y descubre a Jesús que vive en ellos.
Ayuna de tristeza y amargura. Y llénate de alegría el corazón.
Ayuna de egoísmo. Y llénate de compasión por los demás.
Ayuna de falta de perdón. Y llénate de actitudes de reconciliación.
Ayuna de palabras. Y llénate de silencio y de escuchar a otros.
Ayuna de orgullo. Y llénate de humildad.
Ayuna de descreimiento. Y llénate de Fe en Dios.
Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se irá inundando de paz, de amor, de confianza...
¿TRATAMOS DE AYUNAR ASÍ?
María Lucía Stone
(Desde México)