LA PAZ PERFECTA
Hubo una vez un Rey que ofreció un gran premio a aquel artista que pudiera captar en una pintura, la paz perfecta. Muchos artistas lo intentaron y participaron en el especial concurso. El Rey observó detalladamente y admiró cada una de las pinturas, pero al final escogió a dos que le satisficieron y lógicamente debió elegir entre ellas.
La primera de las pinturas representaba un lago muy tranquilo; era un espejo casi perfecto, donde se reflejaban las plácidas montañas que lo rodeaban y sobre éstas aparecía un inmenso cielo azul con nubes blancas muy tenues.
Todos quienes apreciaban esta pintura pensaron que representaba la paz perfecta.
La segunda de las pinturas también tenia montañas, pero en este caso eran descubiertas, áridas y escabrosas. Sobre ella aparecía un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con innumerables rayos. Montañas abajo parecía retumbar un tumultuoso torrente de agua; en realidad, todo esto no se revelaba como algo muy pacífico. Pero el Rey continúo observando la pintura y se dio cuenta que tras la cascada había un delicado arbusto crecido en la grieta de una roca. Sobre él se encontraba un nido; allí, en medio del rugir del ruido y la violencìa, se hallaba un pequeño pájaro disfrutando de su plácido lugar.
Y el Rey finalmente eligió la pintura ganadora, optando por supuesto por la segunda, ya que explicaba el monarca: “PAZ no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajos duros o sin dolor. Paz, significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas, permanecemos en calma”.
LA PAZ SIEMPRE ESTÁ DENTRO DE NUESTRO CORAZÒN
Enviado por María Kislo
(Desde Buenos Aires, Argentina)
La primera de las pinturas representaba un lago muy tranquilo; era un espejo casi perfecto, donde se reflejaban las plácidas montañas que lo rodeaban y sobre éstas aparecía un inmenso cielo azul con nubes blancas muy tenues.
Todos quienes apreciaban esta pintura pensaron que representaba la paz perfecta.
La segunda de las pinturas también tenia montañas, pero en este caso eran descubiertas, áridas y escabrosas. Sobre ella aparecía un cielo furioso del cual caía un impetuoso aguacero con innumerables rayos. Montañas abajo parecía retumbar un tumultuoso torrente de agua; en realidad, todo esto no se revelaba como algo muy pacífico. Pero el Rey continúo observando la pintura y se dio cuenta que tras la cascada había un delicado arbusto crecido en la grieta de una roca. Sobre él se encontraba un nido; allí, en medio del rugir del ruido y la violencìa, se hallaba un pequeño pájaro disfrutando de su plácido lugar.
Y el Rey finalmente eligió la pintura ganadora, optando por supuesto por la segunda, ya que explicaba el monarca: “PAZ no significa estar en un lugar sin ruidos, sin problemas, sin trabajos duros o sin dolor. Paz, significa que a pesar de estar en medio de todas estas cosas, permanecemos en calma”.
LA PAZ SIEMPRE ESTÁ DENTRO DE NUESTRO CORAZÒN
Enviado por María Kislo
(Desde Buenos Aires, Argentina)
Etiquetas: CUENTOS, REFLEXIONES