lunes, abril 07, 2008

EL ODIO NO APILA LADRILLOS

Desde hace bastante tiempo, demasiado, líderes nefastos en el mundo se han encargado de envenenar los espíritus y las mentes de millones de personas, asegurando que la mejor forma de producir cambios es a través del odio. Odio que actuaría como poderosa energía aglutinante de masas, capaz de destruir no sólo estructuras físicas o formales, sino especialmente valores morales y éticos fundamentados en el Amor, la Tolerancia, el Respeto, la Equidad y la Justicia...

La idea predominante sería “destruir para refundar” o “destruir para dominar”.

Más o menos lo que pretendió llevarse a cabo en Irak. No olvidemos que mientras los buques de guerra se acercaban cada vez más a ese país, las naciones que integraban la coalición agresora pulseaban entre sí para quedarse con la parte del león de la operación “reconstrucción”.

Como saldo de la barbaridad cometida, hoy Irak es un lugar acosado por el dolor, el terror y la muerte.

Han sido juzgados, condenados y ejecutados algunos de los supuestos máximos responsables de ciertas masacres internas en ese país. Pero ninguno de los ideólogos y ejecutores de los multinacionales bárbaros ataques contra la población civil de Irak “ha sido sentado en el banquillo de los acusados”, como suele decirse.

Por supuesto que la meta no confesada de ese inhumano y feroz atentado ha sido y es, quién podría dudarlo, absolutamente mercantil. “Una simple cuestión de intereses”, como diría cínicamente cualquiera de los poderosos que apuestan a la guerra para obtener pingües ganancias.

Se habla en este caso de “derechas” autoritarias, abusos de poder de “el imperio y sus socios”, etc., de la misma manera que son acusadas de criminales las “izquierdas” que imponen a sangre y fuego sus ideologías y regímenes. En realidad, este asunto de “izquierdas” y “derechas” es una patraña que pretende disimular el verdadero origen de tanta injusticia y prepotencia en el mundo: el odio.

Odio que se acrecienta sin freno, como una metástasis que todo lo arrasa.

Surgen voces de uno y otro bando acusándose mutuamente. Y tienen razón ambas partes. Son dos caras de una misma moneda. Idéntico veneno corrosivo y similares metodologías de destrucción y dominio.

Multitudes adeptas al odio, considerado fuente de inspiración y fuerza imparable de “cambio” o “revolución”, según de qué lado provenga el discurso, avanzan por sobre los cadáveres de los mejores ideales universales.

Líderes incitando al enfrentamiento entre bandos, en teoría para lograr objetivos superiores, cuando en el fondo se trata de aniquilar a quienes son diferentes o no se someten a la voluntad de determinados grupos de poder, están empujándonos al suicidio colectivo.

Y en medio de tanto despropósito y discursos encendidos de uno y otro lado de los conflictos, nos encontramos los rehenes de siempre, las personas que no aceptamos de ninguna manera que el odio guíe a nadie, porque tenemos muy en claro que la vida necesita atención y cuidado en lugar de agresiones.

Estamos presos en una cárcel sin barrotes que limita cada día más nuestras esperanzas de futuro.

De continuar esta escalada de enfrentamientos entre seres humanos, lo más probable es que se cumpla el vaticinio de Albert Einstein, cuando señaló: "No sé con cuáles armas pelearán en la Tercera Guerra Mundial, pero en la Cuarta Guerra Mundial usarán palos y piedras".

Nosotros creemos que el Amor construye, repara y cura. Y que el odio no apila ladrillos, los dispersa...

ModuS ScientiA

(Desde Buenos Aires, Argentina)

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