GIGANTES PIGMEOS
Desde que la Humanidad comenzó a documentar más o menos fielmente los hechos que se fueron sucediendo durante las diferentes etapas que antecedieron a la presente, las guerras y conflictos de poder minaron los registros históricos de sangre y vergüenza. Recién iniciado el siglo XXI continuamos padeciendo las mismas amenazas, similares enfrentamientos, iguales bajezas, del pasado que creímos superado y que está frente a nosotros como un desvío que intenta apartarnos del futuro para retrotraernos a lo más primitivo de nuestra naturaleza humana...
El miedo a la muerte, la conciencia de la propia fragilidad, más una serie de complejos que no viene al caso enumerar, motivaron y aún son causa de casi todos los desastres sociales que venimos sufriendo sin descanso.
Pigmeos morales, pretendiendo mostrarse como gigantes para disimular sus limitaciones, ocuparon y ocupan altos cargos en el poder, sometiendo a los pueblos a constantes y dolorosas privaciones, violando derechos naturales, apropiándose del producto del trabajo ajeno, riéndose de la Verdad y la Justicia.
Todo continúa como ayer, salvo los progresos tecnológicos y científicos logrados a pesar de las disputas de intereses políticos y económicos sectoriales. Por eso aparece como una caricatura la fotografía actual de la Humanidad, donde se ven la misma patética brutalidad del ayer, aquellos mismos ineducados instintos, enmarcando la nutrida presencia de aparatos de última generación que se suponía iba a ayudarnos a vivir mejor.
Analfabetos comunicándose con teléfonos móviles: pueden acceder a uno de los hitos tecnológicos más impactantes del momento, pero no a la educación. Esta última exige inversión de parte de los estados, mientras que lo otro se adquiere desde los bolsillos de los ciudadanos privados de formación adecuada, lo que se traduce como un gran negocio para algunos y una pérdida casi total para muchos.
Pigmeos que necesitan tener bajo sus plantas a los pueblos, para verse a sí mismos como gigantes que jamás serán.
Es una realidad pasada y presente...
Donde existen regímenes totalitarios y absolutistas ocurre, no caben dudas, que los pigmeos están en el poder. También en las falsas democracias donde, aunque formalmente hay división y equilibrio de poderes, estos últimos se concentran en uno hegemónico manejado a placer por pigmeos ilusionados con ser gigantescos dioses terrenales vivados por el resto del mundo.
Creo que si no crecemos individualmente, saliendo de nuestras limitaciones más básicas, de la precariedad de nuestras visiones instintivas, del autismo atroz que se está apoderando de miles de dirigentes en el mundo, la Humanidad en su conjunto se alejará del camino hacia el crecimiento para hundirse, quizás definitivamente, en la pequeñez e insignificancia de quienes lideran equivocadamente a los pueblos.
¿Qué mundo deseamos para nosotros y nuestra posteridad: pigmeo o GIGANTE?
Pedro Amador Trejo
© 2008 Pedro Amador Trejo - Exclusivo para Nuevo Sol (Desde México)
El miedo a la muerte, la conciencia de la propia fragilidad, más una serie de complejos que no viene al caso enumerar, motivaron y aún son causa de casi todos los desastres sociales que venimos sufriendo sin descanso.
Pigmeos morales, pretendiendo mostrarse como gigantes para disimular sus limitaciones, ocuparon y ocupan altos cargos en el poder, sometiendo a los pueblos a constantes y dolorosas privaciones, violando derechos naturales, apropiándose del producto del trabajo ajeno, riéndose de la Verdad y la Justicia.
Todo continúa como ayer, salvo los progresos tecnológicos y científicos logrados a pesar de las disputas de intereses políticos y económicos sectoriales. Por eso aparece como una caricatura la fotografía actual de la Humanidad, donde se ven la misma patética brutalidad del ayer, aquellos mismos ineducados instintos, enmarcando la nutrida presencia de aparatos de última generación que se suponía iba a ayudarnos a vivir mejor.
Analfabetos comunicándose con teléfonos móviles: pueden acceder a uno de los hitos tecnológicos más impactantes del momento, pero no a la educación. Esta última exige inversión de parte de los estados, mientras que lo otro se adquiere desde los bolsillos de los ciudadanos privados de formación adecuada, lo que se traduce como un gran negocio para algunos y una pérdida casi total para muchos.
Pigmeos que necesitan tener bajo sus plantas a los pueblos, para verse a sí mismos como gigantes que jamás serán.
Es una realidad pasada y presente...
Donde existen regímenes totalitarios y absolutistas ocurre, no caben dudas, que los pigmeos están en el poder. También en las falsas democracias donde, aunque formalmente hay división y equilibrio de poderes, estos últimos se concentran en uno hegemónico manejado a placer por pigmeos ilusionados con ser gigantescos dioses terrenales vivados por el resto del mundo.
Creo que si no crecemos individualmente, saliendo de nuestras limitaciones más básicas, de la precariedad de nuestras visiones instintivas, del autismo atroz que se está apoderando de miles de dirigentes en el mundo, la Humanidad en su conjunto se alejará del camino hacia el crecimiento para hundirse, quizás definitivamente, en la pequeñez e insignificancia de quienes lideran equivocadamente a los pueblos.
¿Qué mundo deseamos para nosotros y nuestra posteridad: pigmeo o GIGANTE?
Pedro Amador Trejo
© 2008 Pedro Amador Trejo - Exclusivo para Nuevo Sol (Desde México)
Etiquetas: OPINIONES, REFLEXIONES