NO ES LA PRIMERA VEZ QUE SUCEDE
Declaran su muerte cerebral y despertó minutos antes de que le extirparan sus órganos vitales que serían donados a otros pacientes...
Una pila de libros científicos argumentan a favor de la donación de órganos para salvar otras vidas, lo que me parece loable, plausible, humano y muy lógico, pero nada se dice de los riesgos ciertos, comprobados, de matar a unos para salvar a otros.
Conozco personalmente un caso, el de un muchachito cuyas iniciales son J. A., al que unos años atrás, en un hospital del conurbano bonaerense, le diagnosticaron muerte cerebral y con gran premura querían retirarle sus órganos. Su madre y hermanos se negaron a entregarse tan fácilmente y decidieron trasladar al paciente a otro nosocomio, donde lo asistieron con gran dedicación y a las pocas horas el chico recuperó la conciencia y hoy está disfrutando de la vida que por poco le roban. No se trata de un cuento, chisme o trascendido, sino de un hecho real referido directamente por sus protagonistas a quienes aprecio profundamente.
En términos de matar a unos para salvar a otros, ¿podemos decir que estamos hablando de donación? Por supuesto que no, de ninguna manera. Por eso la ciencia médica tendrá que mejorar los métodos de comprobación de muerte cerebral, precisamente para evitar que los cirujanos se conviertan en asesinos.
Antes de proseguir reitero que me parece muy importante y trascendente la donación de órganos, siempre que se enmarque en un ámbito de altísimo respeto y cuidado por la vida, incluida la del potencial donante.
Los invito a leer una noticia reciente proveniente de USA. No pierdan detalle, por favor.
El caso Zack Dunlap
OKLAHOMA, 28 Marzo de 2008 (ACI).- Un joven de 21 años ha sido protagonista de una sorprendente historia en Estados Unidos. Sufrió un grave accidente, los médicos que lo trataban declararon su muerte cerebral, pero despertó poco antes de que le extirparan los órganos vitales que serían donados a otros pacientes.
Zack Dunlap explica que no recuerda el accidente, pero sí haber oído al doctor que lo declaró muerto. “Lo escuché y me volví loco por dentro”, comentó el muchacho de Oklahoma, en el programa Dateline de la cadena estadounidense NBC que lo entrevistó junto a sus padres y su hermana Casey.
Las pruebas iniciales tras el accidente mostraban que no había habido flujo de sangre en el cerebro de Zack, y los doctores determinaron que se trataba de alguien con muerte cerebral.
Tras la decisión, se informó a la familia Dunlap. Mientras ellos se dirigían a despedirse del hijo al que creían fallecido, un equipo se preparaba para extraer los órganos que servirían para transplantes en otros pacientes.
Dan Coffin, un primo de Zack y además enfermero, miró el monitor que daba cuenta de los signos vitales del joven y pensó que había cierta mejoría. Sacó su pequeña cuchilla de bolsillo y la pasó por una planta de los pies del muchacho. Dunlap la arqueó, pero para la enfermera encargada era solo un movimiento reflejo. Coffin intentó luego otra prueba con las manos, lo que hizo que Zack cruzara uno de sus brazos sobre el otro, clara señal de actividad cerebral.
De vuelta a la vida
Inmediatamente los médicos retomaron el tratamiento médico. Dos días después le retiraron el respirador artificial y al cabo de cinco días Zack pudo despertar y mirar a su alrededor. Una semana después comenzó a responderle a su neurocirujano y a decir sus primeras palabras.
El cirujano de Zack afirma que no existe explicación médica para su recuperación, dado que todos los procedimientos se siguieron adecuadamente. El resto del personal del hospital a cargo de Dunlap concuerda con esta opinión: todas las pruebas habían sido precisas y se habrían dado cuenta de la existencia de signos vitales en el joven antes de sacarle cualquier órgano. Fin de la noticia
Me pregunto: ¿Se toman en consideración los casos de recuperación como el de Zack Dunlap, cuando los equipos médicos deciden extirpar órganos a pacientes supuestamente fallecidos? ¿O se los considera excepciones irrepetibles?
Cada excepción constituye una vida recuperada, lo que debería inspirar a los médicos para decidir y actuar con absoluta precisión. La Medicina, al decir de muchos profesionales del área, no es una ciencia exacta, es verdad, lo admito, pero tampoco una ruleta, porque lo que está en juego son vidas humanas, no fichas de casino...
Matías Alonso
(Desde Olivos, Buenos Aires, Argentina)
Una pila de libros científicos argumentan a favor de la donación de órganos para salvar otras vidas, lo que me parece loable, plausible, humano y muy lógico, pero nada se dice de los riesgos ciertos, comprobados, de matar a unos para salvar a otros.
Conozco personalmente un caso, el de un muchachito cuyas iniciales son J. A., al que unos años atrás, en un hospital del conurbano bonaerense, le diagnosticaron muerte cerebral y con gran premura querían retirarle sus órganos. Su madre y hermanos se negaron a entregarse tan fácilmente y decidieron trasladar al paciente a otro nosocomio, donde lo asistieron con gran dedicación y a las pocas horas el chico recuperó la conciencia y hoy está disfrutando de la vida que por poco le roban. No se trata de un cuento, chisme o trascendido, sino de un hecho real referido directamente por sus protagonistas a quienes aprecio profundamente.
En términos de matar a unos para salvar a otros, ¿podemos decir que estamos hablando de donación? Por supuesto que no, de ninguna manera. Por eso la ciencia médica tendrá que mejorar los métodos de comprobación de muerte cerebral, precisamente para evitar que los cirujanos se conviertan en asesinos.
Antes de proseguir reitero que me parece muy importante y trascendente la donación de órganos, siempre que se enmarque en un ámbito de altísimo respeto y cuidado por la vida, incluida la del potencial donante.
Los invito a leer una noticia reciente proveniente de USA. No pierdan detalle, por favor.
El caso Zack Dunlap
OKLAHOMA, 28 Marzo de 2008 (ACI).- Un joven de 21 años ha sido protagonista de una sorprendente historia en Estados Unidos. Sufrió un grave accidente, los médicos que lo trataban declararon su muerte cerebral, pero despertó poco antes de que le extirparan los órganos vitales que serían donados a otros pacientes.
Zack Dunlap explica que no recuerda el accidente, pero sí haber oído al doctor que lo declaró muerto. “Lo escuché y me volví loco por dentro”, comentó el muchacho de Oklahoma, en el programa Dateline de la cadena estadounidense NBC que lo entrevistó junto a sus padres y su hermana Casey.
Las pruebas iniciales tras el accidente mostraban que no había habido flujo de sangre en el cerebro de Zack, y los doctores determinaron que se trataba de alguien con muerte cerebral.
Tras la decisión, se informó a la familia Dunlap. Mientras ellos se dirigían a despedirse del hijo al que creían fallecido, un equipo se preparaba para extraer los órganos que servirían para transplantes en otros pacientes.
Dan Coffin, un primo de Zack y además enfermero, miró el monitor que daba cuenta de los signos vitales del joven y pensó que había cierta mejoría. Sacó su pequeña cuchilla de bolsillo y la pasó por una planta de los pies del muchacho. Dunlap la arqueó, pero para la enfermera encargada era solo un movimiento reflejo. Coffin intentó luego otra prueba con las manos, lo que hizo que Zack cruzara uno de sus brazos sobre el otro, clara señal de actividad cerebral.
De vuelta a la vida
Inmediatamente los médicos retomaron el tratamiento médico. Dos días después le retiraron el respirador artificial y al cabo de cinco días Zack pudo despertar y mirar a su alrededor. Una semana después comenzó a responderle a su neurocirujano y a decir sus primeras palabras.
El cirujano de Zack afirma que no existe explicación médica para su recuperación, dado que todos los procedimientos se siguieron adecuadamente. El resto del personal del hospital a cargo de Dunlap concuerda con esta opinión: todas las pruebas habían sido precisas y se habrían dado cuenta de la existencia de signos vitales en el joven antes de sacarle cualquier órgano. Fin de la noticia
Me pregunto: ¿Se toman en consideración los casos de recuperación como el de Zack Dunlap, cuando los equipos médicos deciden extirpar órganos a pacientes supuestamente fallecidos? ¿O se los considera excepciones irrepetibles?
Cada excepción constituye una vida recuperada, lo que debería inspirar a los médicos para decidir y actuar con absoluta precisión. La Medicina, al decir de muchos profesionales del área, no es una ciencia exacta, es verdad, lo admito, pero tampoco una ruleta, porque lo que está en juego son vidas humanas, no fichas de casino...
Matías Alonso
(Desde Olivos, Buenos Aires, Argentina)
Etiquetas: HISTORIAS REALES, NOTICIAS, REFLEXIONES